Madre
cuéntame historias
de cuando era niña
—aquellos lejanos días
previos a la memoria—.
Háblame de mí
de las cosas que hacíamos juntas
antes, incluso, de la palabra.
Recuérdame tu arrullo
y los desvelos cuando las fiebres.
Los días en el campo.
Las horas donde el mundo
lo llenábamos nosotras dos.
Dime:
¿tuviste miedo?
¿fui gentil o insoportable?
Platícame quiénes fuimos entonces
antes de los hombres:
[mi hermano pequeño y su voracidad por descubrir la vida
mi padre y su encantadora vocación de juglar]
Necesito escucharlo, madre
porque la vida nos llenó las manos
de cargas no solicitadas
y nos ha tomado siglos liberarlas
para volver a caminarla juntas.
Anda, regálame tus recuerdos
para estar completa:
para saber que soy
—por ti, por tu sangre—
heredera de todas las horas
de este amor
con que me guardas.
Comentarios
Gracias mi niña, te amo❤
Me encanta, y claro que sí. Me hizo recordar tantas cosas de ti y de mi que necesitaremos muchas tazas de café para contarte. Cosas tan lindas...