La noche [el deseo] aquí
Pensarte y sentir
la fiebre:
la certeza —inapelable—
de tus manos como el cuenco
justo al hervor
que me inflama
tus manos como el cuenco
justo a mi pasión
que —cada vez— encuentra
origen y estuario
entre tus formas y ritmos
en la embestida de tu cuerpo
ante la luz de tu mirada
donde solo puedo
—y deseo— existir
desnuda.
la fiebre:
la certeza —inapelable—
de tus manos como el cuenco
justo al hervor
que me inflama
tus manos como el cuenco
justo a mi pasión
que —cada vez— encuentra
origen y estuario
entre tus formas y ritmos
en la embestida de tu cuerpo
ante la luz de tu mirada
donde solo puedo
—y deseo— existir
desnuda.
By: Mónica Morales Rocha |
Comentarios